miércoles, 10 de octubre de 2012

LA INAUDITA DENUNCIA DEL LAGARTO TIMON

      Una degradación de la cultura de masas es la conversión de los espacios naturales que han podido desarrollarse de manera singular en medio hostil, en polos de desarrollo turístico que, las más de la veces con resultado adverso, incluso catastrófico, desvirtúan el carácter natural del espacio de tal manera que acaba por convertirlos en un foco de contaminación del propio espacio y del entorno. Lo más lamentable del caso es que con una hábil puesta en escena esta degradación se hace apelando a los valores de protección y conservación de la naturaleza. La doblez del argumento y su eficaz conexión con los intereses políticos y económicos que los sustentan, todo ello conectado con un entramado jurídico administrativo, dan a la luz monstruos que encuentran el inexplicable apoyo de muchos, si no de casi todos y la no menos inexplicable oposición a los mismos.

     Tal es así que yo, Timon Lepidus, el lagarto ocelado de la Sierra Brava de Badaya, tengo que levantar mi voz para proteger la barranca donde dormía el sueño de los siglos el monasterio de Santa Catalina de Badaya, hoy convertido en un lamentable circo de plantas de los “cinco continentes”. Lo llaman, pero no es cierto, Jardín Botánico. Por supuesto que yo y muchos de los míos tuvimos que emigrar de la fragosa protección y alimento del barranco y alejarnos a los aledaños en cuanto primero los obreros y luego los visitantes comenzaron a hollar los senderos ¡qué digo hollar! ¡destruirlos de raiz junto con aquellos muretes de piedra centenarios, albergue y solaz de mis antepasados!.

Este amigo, Barbastella bastartelus, Murciélago de bosque se tuvo que ir más que rápido de los recovecos de las ruinas.

     Sabemos que las cosas bellas, que los parajes pintorescos y amenos atraen a los hombres y no es nuestra pretensión de lagarto privarles de la belleza del lugar Así que hágase un jardín botánico si es lugar adecuado, pero con los parámetros de un jardín botánico, que es una institución científica. Hágase un jardín si es preciso para el solaz del ciudadano distraído que busca la paz y la frescura de un lugar solitario para meditar o pasar el rato. Pero, por favor, que no se pretenda llenar este pequeño espacio del griterío de cientos de colegiales, de la apresurada visita del turista ocasional, de los inmoderados que andan a voces, que tienen el ojo en el objetivo de la cámara, que resuellan su fastidio de tener que subir escaleras, que fuman por los rincones. ¡que no lo rodeen con vallas! ¡donde se ha visto semejante sandez! ¡es como poner un acuario con peces de río en el mar!

     Por eso, Timon Lepidus en nombre de los lagartos serranos, de las encinas carrascas, del tasugo, del jabalí, de los endrinos y ginebros, del escarabajo pelotero y de todos aquellos habitantes vegetales y animales de la Sierra Brava de Badaya acuso al  Gobierno Vasco, a la Diputación Foral de Álava y al Ayuntamiento de Iruña de Oca  de haber pergeñado el monstruo destructor de la naturaleza más perverso, porque actúa con el candoroso disfraz de las plantas más bellas y raras y ante ese poder, nosotros, humildes habitantes serranos de estas cimas y quebradas, no podemos competir solos.

    Un saludo

    Timon Lepidus

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